lunes, 13 de agosto de 2012

Carbonero Clásica (El Carbonero)

Establecimiento: El carbonero (La Dorada, Caldas)
Referencia: Carbonero clásica
Precio (sin combo): $6,500
Precio (en combo): $9,500

Foto de la publicidad:
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Foto real:


Descripción oficial:

"90gr de carne de res queso mozzarella vegetales"

Experiencia:


Continuando el tour por La Dorada, no podía irme sin al menos probar otro lugar y tener así una mejor muestra de su calidad en esta ciudad a la que iba por primera vez, así que una noche antes de devolvernos para Bogotá encontramos este lugar que se veía agradable, bien iluminado aunque algo pequeño.

Al principio pensé, al estar en La Dorada, que la carne sería de búfalo, como sucedía en la mayoría de lugares de esta ciudad, pero eran de res, todas las del menú.

El local, a pesar de ser pequeño (tenía 4 mesas para 4 personas) está muy bien iluminado y aseado y todos los accesorios para comerlas están debidamente "brandeados": el papel con el que se envuelve, el individual y el empaque de las papas son propias de la marca y la presentación es agradable y limpia.

Las mesas son pequeñas y aunque traen 4 sillas cada una, escasamente caben 2 bandejas. Los recipientes de las salsas se ven bien aunque ella no se ve bien cuando le atraviesan un palillo por la mitad, como reconociendo que el cocinero no es capaz de evitar que se desbarate y haciendo que siempre venga a mi mente la imagen de no notar que tiene el palillo sino hasta que queda incrustado atravesando mi paladar y mi lengua.

Llevábamos dos días de paseo donde la constante fue la comida en cantidad. Yo amo comer y tener un descanso acompañado de mucha comida es de las mejores experiencias. Para el día de esta comida fue suficiente con una sencilla, que en términos generales estaría bien para un estómago estándar.

El precio me pareció bastante apropiado para su tamaño. La carne no es mucha y no es muy grande que digamos. Está bien como una comida ligera, con Cocacola zero por aquello de las calorías.

Era la última cena antes del viaje de vuelta a la realidad, al internet, al trabajo pesado, a las trasnochadas frente al computador, a resolver las solicitudes de los clientes y estar pendiente de todo. Durante tres días estuve prácticamente desconectado de todo, sin señal en el celular ni ganas de tener señal. Un descanso que necesitaba y que fue el preludio de una mejor época, con la mente fresca y la barriga llena. El corazón, igual.

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